Está lloviendo
como sabe llover en agosto
a cántaros.
Estamos tejiendo sueños,
dirían los escépticos
que estamos bordando en tela imaginaria.
Seguimos afanados leyendo y releyendo
descargando con la pluma
el peso de los días, la pasión, las angustias,
en fin, un listado de cosas.
Pasamos de las ilusiones a los desencantos,
del amor al desamor.
Y vienen nuevos proyectos
17 colillas de cigarro,
un par de copas
varias tazas de café
buenos deseos para la próxima jornada.
Sigue lloviendo
y me quedo en el trono
del reino de un sólo habitante.